La ley contempla varios aspectos relevantes: El reconocimiento de la farmacia como centro de salud para ser un punto de atención primaria y del medicamento como un bien esencial social para solucionar problemas de salud; La Bioequivalencia, dando la prioridad a la calidad y eficacia de los medicamentos y al mismo tiempo optar por la intercambiabilidad de ellos; La eliminación de incentivos y regulación de los sueldos por otra modalidad distinta; el reconociendo al profesional químico farmacéutico como el responsable de la dispensación, dejándolo como un tutor encargado de velar por el uso racional de los medicamentos, atento a la Farmacovigilancia y como asesor y consejero de los pacientes que lo necesitan; Que las farmacias puedan vender envases clínicos y dosis unitarias para bajar los precios de los medicamentos al público. Entre otras medidas todas elaboradas como reforzamiento de políticas que brinden la posibilidad de contar con mayores beneficios en medicamentos y atención.